miércoles, diciembre 28, 2011

Entre la oscuridad II

Sucedió en febrero de 1986, tenía yo exactamente 7 años, me encontraba viajando con mi familia, solíamos visitar a mis abuelos que vivían en un pequeño pueblo lejano, rodeado de inmensas sabanas.

El recorrido mismo por aquellas carreteras era precisamente lo que mas yo adoraba; mientras mi padre conducía pensativo, mi madre un tanto preocupada y atenta a posibles peligros en la vía y mis 3 hermanos dormían a pierna suelta en la parte de atrás de la camioneta convertida en van por arreglos de mi padre, yo simplemente contemplaba, abstraída y ciertamente hechizada, aquel cielo estrellado, que solo era capaz de dejar ver sus mas pequeñas estrellas que, de no ser por la obscuridad aquellos parajes carentes de postes, focos y contaminación, no hubiese sido yo capaz de descubrir.

De pronto allí, entre millones, estaba esa pequeña estrella, diferente a todas las demás; esta tenía un brillo de una intensidad y color distinto a todas, absolutamente todas las estrellas que yo podía mirar esa y cualquier otra noche que haya visto yo jamás en mis 7 cortos años de vida; además de eso, y lo que me resultó mas especial, era que esa pequeña estrella tenía una extraña cola... Sentí un vuelco en el corazón, temor mezclado con una estremecedora emoción y deseos de saber qué era aquello tan hermoso...

Rompí el silencio de la noche y saqué a mi padre de la lejanía de sus pensamientos y, a pesar de que para mí, desde aquel entonces, contemplar el cielo era ya una de mis actividades más íntimas, dije: -Papá mira!! qué es esa estrella tan extraña!??- señalando con mi pequeño dedito... Mi padre, alternando su mirada entre la carretera y el cielo en dirección de mi dedo, miró por unos instantes y me dijo algo que, probablemente ya todo el mundo sepa, pero para mi era totalmente nuevo e impactante, algo que nunca se me olvidará, dijo: - Hija, eso no es una estrella, es un cometa, el cometa Halley que pasa cerca de la tierra cada 75 años - 

Esas palabras simplemente abrieron ante mi un universo de preguntas que sin duda alguna despertaron mi devoción por la ciencia y la astronomía, mas allá de lo que era para mi en ese entonces, un deseo férreo por indagar y entender la profundidad de aquello que ya me era apasionante.

Mi padre detuvo el vehículo a un lado de la vía, apagó los focos, nos bajamos, me sentó en el capó de la camioneta y estuvimos contemplando al cometa por tantas horas que se perdió entre la luz del amanecer... Bueno, en realidad esto último nunca sucedió, simplemente fue un deseo tan intenso de que hubiese sucedido que terminé creyendo que efectivamente pasó...

Estoy segura que todo este acontecimiento que marcó mis años futuros y forjó una de mis mas grandes pasiones, no hubiese sido posible de no haber estado en aquel maravilloso lugar totalmente carente de las luces artificiales que ahogan la hermosura de la noche estrellada...


Nota inspirada del original "Entre la oscuridad", publicada en facebook por R.J. el viernes 23 de diciembre del 2011.